El conquistador Ñuflo de Chaves fue el primer hombre que atravesó el continente sudamericano, del Atlántico al Pacífico, descubridor de las cataratas del Iguazú.
Chaves emprendió el largo camino con cuatro españoles, entre ellos el capitán Marcos Victoria, y cien indígenas amigos.
“Aquel enorme Chaves ... fue de Asunción a Lima dos veces, a pie, caminó 5.600 leguas en diez y seis expediciones, flecha humana que volaba a todas direcciones en pos de sus quimeras" Por encargo del gobernador interino Hernando de Mendoza, salió Chaves con 158 soldados para fundar una ciudad en la comarca de los indígenas chiquitos.
Tanto él como su hermano fray Diego de Chaves (que llegó a ser confesor de Felipe II), recibieron excelente educación, quizá por eso no ejercieron la habitual violencia de la conquista, y prefirieron el mestizaje para la fundación de las ciudades
Su principal fundación fue Santa Cruz de la Sierra, en un lugar cuyo paisaje pensó que se parecía a su natal Santa Cruz de la Sierra de Cáceres; de aquella se decía “De los que entraren se quedarán más de los que querrán, porque hay bien de comer y hospédanles con mucha familiaridad y cortesía...
La región está sobre la dorsal que separa la cuenca amazónica de la del Paraná, y contiene una buena parte del gran pantanal central de Sudamérica, el mayor humedal del mundo, que posee la mayor concentración de fauna de las Américas.
Se les llamó Indios chiquitos a los nativos, ya que sus viviendas tenían las puertas pequeñas para evitar la entrada de animales. Fueron siempre indios pacíficos, aún hoy conservan sus propias insituciones de gobierno, en su territorio, de 1691 a 1767 se fundaron diez misiones usando la música como principal elemento evangelizador. A pesar de la expulsión de los jesuitas en 1767 y del paso de los siglos, costumbres, enseñanzas, templos y música se conservaron intactos,ahora con un ferreo control, no solo espiritual, de la Iglesia
En la actualidad se encuentran en medio de una lucha política por el control de Bolivia, en medio de una lucha económica por el control de los recursos y de una lucha religiosa por el control de las almas.
